Hace casi un año me encontraba en una tesitura. Estaba a menos de un mes de irme a Ecuador con un proyecto y, aunque fuera por poco tiempo, eso suponía gestionar una serie de circunstancias que me llevaron a dudar sobre la posibilidad de mi viaje. Sabía que no era el momento de ir, pero me estaba costando aceptarlo. Finalmente, miré la realidad a la cara y decidí actuar conforme a ella. Tomé la decisión de liderar mi vida ese año según mis ambiciones vitales y profesionales.

Hacía meses que trataba de conectar más con la enfermería también con el objetivo de avanzar en mi formación, así que visitaba mucho la página de FUDEN. Como resultado, acabé inscribiéndome en unas becas de formación que ofrecían por el Nursing Now en el año internacional de la enfermería.

Un día, caminaba por la calle cuando recibí un email. Me decían que había recibido la Beca Nightingale para el experto en gestión y calidad desde el liderazgo enfermero. ¡Mira tú, a mí que nunca me toca nada!

La decisión de quedarme y formarme ese año se vio motivada con este email y la sensación de firmeza y seguridad se acrecentó.

La verdad es que nunca había pensado en ser supervisora ni me veía identificada con el concepto de enfermera gestora o de líder. Esta fue la puerta más importante que el experto abrió en mí.

Cuando me encontré en la presentación del experto, esta metáfora se lanzó al imaginario colectivo. ¿Qué puertas abrirá o cerrará este viaje? Las llaves, como enzimas, hacían de catalizadoras o inhibidoras y, en ese momento, aumentaron considerablemente en mí un sentimiento de búsqueda, de ganas de aprender y de motivación profesional.

Los conocimientos que he adquirido en este experto han abierto otra puerta que llevaba buscando durante un tiempo. Un soplo de aire fresco, nuevo y diferente que cambió mi perspectiva sobre la enfermería. Descubrí una profesión dentro de otra para comprender en el transcurso del tiempo que eran inherentes, y que el resultado final suponía en mí una mayor competencia y un mejor desempeño. Con el concepto de liderazgo, mi propia autoimagen y la de la enfermería se hizo mucho más emocionante, y me empoderé empapada de conocimientos y nuevas realidades.

Sé que me queda mucho camino para ser la mejor enfermera que puedo ser, pero también miro atrás y descubro que he recorrido más camino del que pensaba. Descubro que mi finalidad es la Enfermería de Práctica Avanzada y que adquirir las competencias que me lleven a ello es esencial tanto para mí como enfermera como para todo el colectivo y el paradigma de la enfermería moderna.

La práctica avanzada enfermera significa desarrollo y crecimiento profesional. Son prácticas basadas en la evidencia que conllevan a la adquisición de una actitud crítica y un juicio clínico que podamos enseñar a las generaciones venideras. Es la gestión de la seguridad del paciente y los equipos dinámicos que tienen como resultado una eficacia clínica y un descenso de los eventos adversos. Es el liderazgo de equipos y procesos para conseguir resultados y crear una cultura cooperativa y comunicativa que, como última instancia, resulte en una optimización del cuidado de nuestros pacientes y una excelencia en la ciencia enfermera. Significa formación e investigación, liderazgo y desempeño profesional.

Por eso, está en nuestra mano avanzar y formarnos para desarrollar nuestras habilidades de gestión y ocupar nuestro puesto de liderazgo para el avance de la profesión y el bienestar de la sociedad.

Al principio, se verá como un logro personal para al final comprender que el logro es colectivo.

Al fin y al cabo, un mar está formado por pequeñas gotas de agua y, sin ellas, simplemente no existiría.

Raquel González
Alumna experto Gestión y liderazgo