Qué lugar ocupa la lactancia materna en la vida de las mujeres de nuestro siglo

 

¿Es posible compaginar algo tan natural, tan espontáneo, que no cumple más leyes que las de su propia naturaleza con un mundo dominado por el reloj y el devenir del tiempo?

Os voy a relatar la situación de Laura, mujer de 34 años, que tras conseguir un importante puesto como abogada en un bufete de abogados de renombre había decidido ser por fin madre. Laura tuvo un embarazo feliz y sin complicaciones y en su objetivo de convertirse en una “buena madre” se empapó de todo tipo de lecturas que olieran o tuvieran algo que ver con la crianza con apego y respetuosa. En esta ansiada búsqueda de su propio bienestar y el de su futuro hijo, topó con increíbles autores como Michel Odent o Carlos González que la convencieron de la importancia de la lactancia materna, de sus ventajas y de lo que iba a fortalecer el vínculo prenatal con su recién nacido.

Una tarde de septiembre, Diego llegó al mundo en un parto espontáneo a las 37 semanas de embarazo. Desde el principio, se convirtió en un niño demandante. Se enganchó al pecho desde el primer instante y su succión fue tan buena que Laura consiguió una abundante y fructífera producción de leche materna desde el inicio. Laura se sentía feliz, todo le había salido como ella deseaba y durante los días que estuvo en el hospital, disfrutó de momentos maravillosos de apego con su bebé durante sus tomas. A pesar de la lentitud de Diego en la succión y su exagerada demanda, Laura no se desanimaba. Aquellas lecturas sobre lactancia que había devorado antes del parto contaba todo lo que ella estaba viviendo, sabía que los recién nacidos necesitaban el contacto frecuente y seguido con el cuerpo y el calor de la madre.

Cuando les dieron el alta Laura estaba rebosante de entusiasmo; por fin llegaría a casa y podría disfrutar de la paz y tranquilidad que necesitaban ella y su bebé.

“Ahora Diego necesita estar mucho tiempo pegado a mí, pero cuando lleguemos a casa, me suba la leche y estemos más tranquilos, seguro que Diego dormirá más horas y yo podré disfrutar de más ratos de tranquilidad”, pensaba Laura. “Hay una serie de próximos juicios que no puedo dejar de atender y aunque mi jefe no me lo pide directamente, me ha insinuado que aunque haya sido madre tengo obligaciones profesionales que no puedo dejar de lado”.

La sorpresa de Laura es que al llegar a casa la situación no cambió. Diego seguía necesitando el contacto prolongado de su madre. Los días pasaban entre cambio de pañales y tomas interminables. Y aunque la pareja de Laura se implicó a tiempo completo desde el inicio, parecía que Diego solo se calmaba cuando estaba en sus brazos.

“¿No se tira demasiado tiempo este niño al pecho?” “¿No será que la leche de su madre no le alimenta?” «¡Yo creo que tantas horas en brazos lo único que hacen es malcriarlo!» comentaban los familiares y amigos de Laura cuando venían a verlos. Y aunque todos estos comentarios no minaban la fortaleza de Laura, sí que la alejaban de la intensidad en la autodeterminación de no abandonar el sueño de una lactancia materna satisfactoria.

“Llegará el momento en que Diego no necesitará estar tanto en mis brazos y yo pueda dedicar algo de tiempo a trabajar”. “En pocos días cogerá el ritmo y conseguiremos que las tomas sean más espaciadas y descansaremos por las noches”. “Seguro que dentro de un par de semanas Diego se adaptará a los ritmos y horarios y yo podré tener un día más organizado y no tan anárquico”, se repetía Laura una y otra vez.

Un mes después, Laura se levanta todos los días a las 7 de la mañana, deja a Diego al cuidado de sus padres y vuelve a casa a las 17 de la tarde. Laura se ha incorporado a trabajar y los tres juicios que tenía pendientes ya casi se han resuelto.

 

Laura ha abandonado la lactancia materna.

 

«Sólo el 10% de las mujeres continúan la lactancia materna durante el primer año»

 

En España el 90% de las mujeres que acaban de ser madres deciden dar el pecho durante el primer mes de vida de sus hijos. Una cifra bastante alta, ayudada por las recomendaciones de organismos como la OMS o UNICEF, así como las nuevas políticas centradas en la conciliación familiar. Sin embargo, a pesar de que esta recomendación se alarga hasta los dos primeros años de vida, solo un 50% de esas mujeres continúan con la lactancia el tercer mes y un 10%, el primer año. La vida laboral deja muy poco margen para que la madre pueda continuar con su deseo de lactancia materna y, a pesar de haber opciones, el ajetreado horario de los países industrializados complica el asunto. Necesitamos más apoyo por parte de los gobiernos, una prolongación de los permisos de maternidad para que la lactancia materna también se alargue y unas leyes que apoyen el compromiso de una alimentación natural como es la lactancia materna. En un mundo en el que la comida basura ha echado a un lado a la alimentación más sana, luchemos por volver a lo natural, pero hagámoslo desde el mismo nacimiento.

 

Día Universal del Niño

El 20 de noviembre se declaró como día universal del niño y los derechos de la infancia. ¿Comenzamos por su principal derecho? Ser amado y protegido, alimentado y cuidado. Una alimentación sana y nutritiva que le permita crecer de manera saludable y ayude a su bienestar. Esa es la principal función de la leche materna y el compromiso que las mujeres que decidimos dar el pecho tenemos ante nuestros hijos. 

Resulta curioso que en los países más desarrollados, donde las oportunidades de nutrición pueden ser mayores, la tasa de abandono de la lactancia materna sea tan alta, mucho más alta que en países subdesarrollados, donde prima lo natural y la cuantía de opciones no es tan exagerada. Las matronas debemos acompañar a nuestras mujeres en este proceso de lactancia, recomendarles y solventar cualquier duda o cuestión que les pueda causar este camino, a veces, con obstáculos impredecibles. 

“Si la OMS recomienda piel con piel y la lactancia materna ¿por qué tanta reticencia a implantarlo? Sólo hay que hacer caso a la evidencia disponible y fijarse en los centros que ya lo tienen implantado desde hace tiempo. Necesitamos más interés por parte de los profesionales y de las instituciones», afirmaba  Gema del Pliego, matrona del Hospital de Henares, en el último Foro Fuden sobre lactancia materna celebrado.

En la Escuela de Postgrados de Fuden hemos abierto dos nuevas ediciones de nuestros postgrados en lactancia materna y su preparación para el examen de IBCLC: «Para una matrona, que es quien está más en contacto con madres y bebés, esta certificación supone una medida de excelencia», declara Inma Mellado, Consultora Certificada en Lactancia Materna, presidenta de la Asociación Española de Consultoras en Lactancia Materna.